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domingo, 16 de septiembre de 2012

Sin esperarte.

De pronto apareces con tu chulería, con tu superioridad, eres un creído y vas por ahí presumiendo de que tienes a la que quieras, cuando la quieras. Yo soy una chica sencilla, obediente y una marioneta de mis padres, vamos que hago todo lo que ellos dicen, aunque no me guste.


Entras en mi vida de buenas a primeras, con el objetivo de conquistarme, alardeando de que eres diferente a los demás y esperas que te crea. Yo muchas veces de buena soy tonta, pero difícilmente puedo confiar en alguien, porque la vida me ha enseñado que a veces no puedes fiarte ni de tu propia sombra. Somos polos opuestos pero tu estás empeñado en que acabaré enamorándome de tí, no entiendo cómo si somos como el día y la noche, el agua y el aceite o como algo dulce y amargo, no tenemos nada que ver... 
Aquel día cuando me dijiste: a partir de hoy no podrás dejar de pensar en mí, no dejaré que lo hagas, voy a conseguir que me necesites cada segundo a tu lado, que si no estoy contigo no puedas respirar, que te mueras de celos cada vez que algún creído se acerque a mí, que dejes a un lado esa fase de niño chulo y por fin seas quien eres, que hagas locuras por mí y luego pases las noches pensando en lo bien que lo pasaste, que si te digo que te escapes conmigo al fin del mundo lo hagas con los ojos cerrados, y ¿sabes por qué? Porque vas a estar locamente enamorado de mí. Yo te lo negué y me largué, pero ¿sabes un secreto? No pasa un segundo sin que piense en tí, siento que quiero estar contigo a todas horas, imagino un mundo perfecto a tu lado y es que creo que me estoy enamorando de ti.






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